SECRETOS Y DESCUBRIMIENTOS

 

CICLO ROCHAVELLA - La familia de Alanna

Esta es una saga familiar que sirve como hilo conductor para profundizar en el lore de los Clanes Sumergidos.

Desde la introducción del personaje de Alanna Rochavella, pero sin que sea la protagonista lineal de lo narrado, cada libro se centra en las aventuras y desventuras de un miembro de su recién conocida familia de sangre.

Acompáñala en este recorrido de intensas relaciones interpersonales, aprendizajes y crecimiento, con un potente contenido erótico y toques de humor y filosofía.

(Contenido LGTBI+ en todos los libros)

DE INTERÉS PARA FRIKIS (¡Ojo! ¡Spoiler!)

La familia Rochavella no es una familia al uso, sino un linaje de semihadas, conectada por motivos profesionales y personales con diversas redes y personalidades del mundo sumergido. Por su naturaleza feérica, los miembros de la familia suelen ser impulsivos, pasionales, ardientes y muy poderosos, además de tener tendencia a atraer y rodearse de todo un elenco de personajes sobrehumanos.

Cada uno de los protagonistas de esta saga vivirá sus propias historias de amor, luchas, desafíos y aventuras, entrelazadas con las vidas de los otros en un entramado simbiótico y complejo.

¡ AVISO A LECTORES !

Este ciclo, además de seres fantásticos, magia y  explorar las relaciones entre personajes, tiene un alto contenido de escenas eróticas y explícitas. 

SECRETOS Y DESCUBRIMIENTOS (Ciclo Rochavella IV) – SINOPSIS

A raíz de la preocupación del binomio Éire-Agin por las visiones mostradas por Halo, el Husky sugiere formar a Alanna como sanadora y pone en marcha un ambicioso plan, más allá de la presencia en la finca de un mero tutor.

Los miembros de la familia van estrechando relaciones: Alanna descubre la trágica historia el pintor ruso asesinado, Balder demuestra la firmeza de sus promesas y Tapio comprueba la amarga realidad tras la cita por todos repetida que afirma que «es complicado amar a un hada».

Cuando todos celebraban ya el éxito de los avances, se pone de manifiesto una terrible condición en uno de los miembros más queridos de la familia…

 

DE INTERÉS PARA FRIKIS (¡Ojo! ¡Spoilers!)

Este es un libro de transición. Habla de sucesos a nivel interno de la familia, sin aventura concreta. No hay villanos a los que combatir, sólo avanzan las relaciones entre los moradores de la finca.

Se conoce más a los personajes y se ponen las primeras semillas de lo que será la ESSA ROHA, una institución que tendrá su propia saga de libros.

Aparentemente no pasa nada, pero pasan muchas cosas, que después tendrán consecuencias.

Es un libro para aquellos que quieran conocer más de la vida de los Rochavella y su entorno, aunque hacerlo no suponga vivir una aventura al uso.

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Capítulo I – Un tutor para Alanna

Se miraban el uno al otro sonriendo en silencio, disfrutando de aquel momento tumbados en la cama, acariciándose despacio. La mente de Balder volvía a ser un libro abierto y aunque Alex evitaba profundizar en sus pensamientos, le causaba cierto alivio saber que no le ocultaba deliberadamente nada.

Habían podido amanecer juntos por una vez: sin amenazas, sin heridas abiertas, sin temer por sus vidas. Todo era tan deliciosamente perfecto que parecía imposible que estuvieran despiertos y no soñando.

Alex se estiró entre las sábanas y realizó sus ejercicios matutinos allí mismo, sin salir de la cama, sin vestirse y usando el cuerpo de Balder como soporte para estirar la espalda y los hombros, disfrutando conscientemente de no tener heridas que se lo impidieran. Por supuesto, Balder dificultó la tarea todo lo que pudo y acabaron revolcándose por la cama entre risas.

Cuando por fin se levantaron, el pensamiento de Alex era que aquello era demasiado perfecto para ser real o al menos sostenible en el tiempo, pero no iba a permitir que ese pensamiento nefasto le arruinara el deleite.

Por segunda vez desde que había vuelto a la finca y por vez primera desde que estaban todos ya oficialmente integrados en la familia, los seis desayunaron juntos en la cocina y fue un desayuno informal, alegre e íntimo, que todos disfrutaron celebrando el hecho de poder compartir el momento, al fin.

A petición de Balder, afectado por la noticia de la destrucción del túmulo, acudieron todos a observar el cráter con la luz de la mañana. Una extraña sensación de pesar se adueñó del grupo.

Parecía increíble que el familiar túmulo hubiera desaparecido sin más. De pie en torno al extraño cráter, la familia Rochavella observaba el suelo deformado en silencio.

El husky oteaba los rostros de todos ellos, intentando no adentrarse en sus pensamientos privados. Solo la mente de Balder llamaba tan poderosamente su atención que no podía evitar sondearle.

El brujo apenas podía creer que el túmulo hubiera desaparecido de verdad. Después de tantos años y, especialmente, después de los últimos acontecimientos allí vividos.

  • Ahora que ya estamos todos aquí, esperemos que no haya que recurrir nunca más a su poder, porque no parece que haya forma de recuperarlo…

Agin miró de reojo a la matriarca al escuchar las apesadumbradas palabras de Balder. Éire devolvió la mirada asintiendo y cogió la mano de su hermano.

  • Hemos pasado muchos años ignorando su presencia, Bal. No va a cambiar nada porque ahora esté enterrado…
  • ¿Estás segura? ¿Y qué hay del portal al mundo feérico? ¿Dónde está Aiora ahora?
  • A salvo con Halo, en Madrid.
  • ¿Y ya está?
  • ¿A qué te refieres?

Balder no respondió. Seguía mirando la tierra con aprensión. Pero el Husky podía percibir sus pensamientos enfrentados. Hablaba de Aiora, pero lo que evocaba era su propia conexión con el túmulo, con esa fuente de poder que le había mostrado posibilidades desconocidas de su propio poder feérico. Poderes que, desconectado ahora de la fuente, se sentía incapaz de invocar de nuevo.

  • ¿Crees que aún puede salir un ejército de hadas cabreadas de ahí abajo?
  • No lo sé, Éi. Sinceramente no creo que a una reina legendaria le importemos una mierda… pero lo que no me gusta es que ese puto mago siniestro destruya nuestro túmulo y luego se largue sin más.
  • ¿Percibes algo?

La pregunta del Husky restaba mucho de ser casual e inocente. Había sentido a través de él una vibración extraña en la tierra. El brujo estaba demasiado concentrado en sus propios pensamientos y en cómo transmitirlos para prestar atención a sus tonos.

  • No sé lo que percibo, Alex. Siento algo extraño, pero no sé si es sencillamente que el túmulo está quebrado y su poder se desintegra… ese era uno de los pilares de protección de la casa, ¿qué derecho tenía Haloitte a destruirlo?

No hubo respuesta. Éire no tenía ganas de remover otra vez toda la historia de Haloitte, Aiora y Raawnon. Por lo que decían el arcanista y Aiora, tenían todo el derecho del mundo… y hacerlo había supuesto además salvar sus vidas (y la de Aiora) de una amenaza inminente, pero también Éire se preguntaba si las pérdidas compensaban esa supuesta protección.

Pronto la realidad empezó a reclamar su atención: llamadas, visitas de reparadores, consultas y el trajín habitual de la finca en esos días de reformas y reconstrucciones. A pesar de ser sábado, la mañana se avecinaba ajetreada.

 

Alanna y Morrigan se escabulleron tan pronto como pudieron con la excusa de ir a la granja a por huevos y otros víveres, la aurein como guía y apoyo y Alanna como entregada emisaria, en cuanto había descubierto la existencia de aquellas instalaciones. Las dos aprovecharon para comentar en privado el inesperado giro que había dado todo en esos días.

 

Éire agradeció su ausencia para poder ponerse manos a la obra con los reparadores y Balder fue reclamado al teléfono y con mueca de fastidio se despidió de Alex en la puerta del despacho, besándole apasionadamente antes de responder por fin al molesto timbre.

 

Agin tenía un proyecto a medias y algunas cosas aún que recoger en el taller. Alex le vio salir de la casa distraído, con la cabeza muy lejos de las tareas de la jornada y caminó tras él con la excusa de solicitar las llaves del Refugio para recoger algunas cosas de las que habían comprado aquella semana para él.

 

Le ayudó a despejar el área de trabajo, sin entrar en mucha conversación. El herrero estaba bastante absorto pero su expresión era preocupada.

  • ¿Quieres hablar de ello?

Agin sonrió de medio lado. El ademán amable y paciente del Husky invitaba a compartir sus pensamientos.

  • ¿Hace falta que hable?
  • Sabes que trato de no leerte.

Agin suspiró largamente.

  • La verdad es que no sabría por dónde empezar a contarte.

(…)

Sigue leyendo…

Para empezar el Ciclo desde el principio, consulta: Hechizos y Cambios (Libro de Éire)
Para conocer la historia previa a esta, consulta: Promesas y Consecuencias
Para saber qué va después, consulta: Cimientos y Conexiones

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