EL EQUIPO (ORÍGENES)

CRÓNICAS DEL EQUIPO

(Libro Primero – Orígenes)

Me complace afirmar que esta saga surgió de la petición expresa de un lector y el hecho de que unos personajes tengan más desarrollo que otros se debe precisamente al interés de este lector, y otros, de conocer la historia concreta de algunos de ellos.

«El Equipo» es, como su nombre indica, un grupo de investigadores con origen en dos de las instituciones más relevantes en los Clanes Sumergidos: Cazadores y Sildhala.

Con un enfoque inicialmente experimental, su trabajo se consolidará, a lo largo de los libros, como uno de los movimientos más potentes y relevantes de los últimos tiempos.

.

EL EQUIPO, ORÍGENES – SINOPSIS

Tras muchos años de colaboraciones puntuales, dos viejos amigos, pertenecientes a instituciones muy distintas entre sí, deciden reunir un grupo de investigación multidisciplinar, que pueda resolver casos que a ellos se les quedaron atascados en sus respectivos trabajos.

Esta es la historia de cómo se reúne El Equipo, lo que dejan atrás y lo que empiezan a construir juntos… y cómo una investigación inicialmente inofensiva cambia por completo el rumbo de sus vidas y, quizá, el del destino de muchos otros.

DE INTERÉS PARA FRIKIS (¡Ojo! ¡Spoilers!)

Además de profundizar en la idiosincrasia de la Sildhala y las Casas de Cazadores, este libro explora nuevas líneas de sangre, poco mostradas hasta ahora en el resto de sagas, como son los djinn o los protectores del velo.

Una nueva vía de descubrimiento del mundo sumergido desde un enfoque más policial y de investigación.

 

Empieza a leer...

Capítulo I – Cimientos

Sede principal de la Sildhala Española. Madrid, jueves 13 de septiembre

 

El decano se frotó la cara con evidente cansancio. Llevaban horas revisando candidatos y ninguno satisfacía sus expectativas. El hombre sentado frente a él, cubierto el rostro de tatuajes como un maorí, se encogió de hombros.

  • Te dije que era una estupidez. Una comisión permanente Sildhala-Cazadores no va a funcionar en la vida…
  • ¿Prefieres trabajar con la Rasán?

El tono burlón del decano solo consiguió una mueca hostil. El hombre tatuado se echó hacia atrás en la silla, llevando las manos tras la cabeza.

  • Casi preferiría seguir trabajando como hasta ahora, ¿qué necesidad tenemos de montar un equipo si nuestras redes funcionan perfectamente independizadas la una de la otra?
  • Creía que querías mejorar el sistema, Argyle…
  • Y yo creía que sería más fácil. Si en la teoría no somos capaces de juntar cuatro míseros perfiles, no veo que en la práctica vaya a dar ningún resultado.
  • Quizá no estamos mirando los perfiles adecuados. Necesitamos agentes de campo capaces de aguantar el ritmo de tus cazadores y cazadores capaces de entender las investigaciones que realizamos aquí. No es tarea fácil…
  • ¿Sigues pensando en presentar esto a la Cámara?

El decano suspiró, oteando el centenar de carpetas revisadas.

  • Cuando tengamos formado el equipo, sí, claro. Con la venia de la Cámara podremos llegar mucho más lejos… imagina poder compartir información entre las tres instituciones…
  • Tú y tu afán de reunir información. Puedo poner a tu disposición a quien tú quieras, Fael, pero nunca encajarán con tus empollones. El afán documental que pretendes va en contra de la agilidad de nuestras misiones. Mis chicos observan y ejecutan. Son buenos librándose de criaturas y monstruos inimaginables, pero no les pidas andar haciendo fotos ni informes, porque no lo harán. Solo reúnen información sobre dónde encontrar y cómo matar a las presas. No son ratas de biblioteca como tus subalternos…
  • Recuerda que no todos en la Sildhala son eruditos, Argyle…
  • Ya, tus agentes de campo… infiltrados políticos y guerrerillos aficionados. No creo que ninguno de ellos sea capaz de enfrentarse a las pesadillas que nosotros enfrentamos y salir cuerdos. No es lo mismo acompañar a un vampiro que luchar contra él, y eso poniendo un ejemplo fácil.
  • La gente que tengo pensada para esta empresa será capaz… a los que no sé cómo encajar es a los tuyos.
  • Pues te he traído a los más competentes y apropiados para el proyecto…
  • No sé… no terminan de encajarme. Demasiado… agresivos. Mira esas fichas, parecen sacados de la cárcel.

Argyle levantó una ceja, con falsa molestia y estiró la mano para recoger las fichas, pero Rafael se lo impidió.

  • ¿No tienes ningún diamante en bruto? Alguno que aún no se haya convertido en un robot, alguno que no terminara de valer para investirse cazador, no sé… a veces los repudiados dan buenos resultados para las misiones poco ortodoxas…
  • ¿Repudiados? ¿Inútiles como cazadores? ¿Y esperas que apoye un equipo formado por los parias que no aceptamos? No pienso secundar una sandez semejante, Rafael… no me hagas perder más el tiempo.
  • Argyle, espera… piénsalo así: es un experimento. Si sale bien, ganamos todos. Si no sale bien… no querrás ver implicados a tus mejores muchachos. Busca entre tus filas a alguno que no destaque por sus matanzas sino por su cautela. Alguno que pueda vencer por estrategia y no por ataque directo…
  • Creía que querías reunir lo mejor de los dos mundos. La fuerza y destreza de los cazadores y la observación y meticulosidad de los eruditos.
  • Precisamente… pero para trabajar juntos tienen que entenderse entre ellos y no despreciarse. La mayoría de tus cazadores desprecia las investigaciones que hacemos… esos no nos sirven. Ni siquiera querrían participar… tiene que ser alguien que, sin desprestigiarte por su incompetencia, no tenga una presencia popular entre los tuyos.

Argyle suspiró con resignación y recogió las fichas de sus candidatos, reuniéndolas con un sonoro golpe sobre la mesa.

  • No prometo esas joyas utópicas que buscas, Fael… pero seguiré buscando.

Rafael Hermida de Fuentesaúco asintió condescendiente y se despidió de su viejo amigo con un firme apretón de manos. Creía firmemente en el proyecto que tenían entre manos, aunque aún no había pensado cómo proponerlo ante la Sildhala.

Al recoger también él las fichas de sus propios candidatos, una carpeta escurrió entre las otras, al tiempo que la sombra de algún murciélago surcaba la ventana entreabierta del despacho. Rafael, concienzudo observador de las señales del universo, recogió con curiosidad la carpeta y estudió las fichas de su interior. Una sonrisa iluminó su anciano rostro mientras apartaba distraído la torre de papeles y extendía su descubrimiento sobre la mesa.

(…)

Sigue leyendo…

Síguenos en Redes Sociales

 

© 2024- Clanes Sumergidos - Escocia Figno. Todos los derechos reservados. Diseño web DFAS - Senda de la Naturaleza

Sitio web alojado en Hostinger. Todos los textos expuestos en esta web están registrados por el autor en SafeCreative.