HECHIZOS Y CAMBIOS

 

CICLO ROCHAVELLA - La familia de Alanna

Esta es una saga familiar que sirve como hilo conductor para profundizar en el lore de los Clanes Sumergidos.

Desde la introducción del personaje de Alanna Rochavella, pero sin que sea la protagonista lineal de lo narrado, cada libro se centra en las aventuras y desventuras de un miembro de su recién conocida familia de sangre.

Acompáñala en este recorrido de intensas relaciones interpersonales, aprendizajes y crecimiento, con un potente contenido erótico y toques de humor y filosofía.

(Contenido LGTBI+ en todos los libros)

DE INTERÉS PARA FRIKIS (¡Ojo! ¡Spoiler!)

La familia Rochavella no es una familia al uso, sino un linaje de semihadas, conectada por motivos profesionales y personales con diversas redes y personalidades del mundo sumergido. Por su naturaleza feérica, los miembros de la familia suelen ser impulsivos, pasionales, ardientes y muy poderosos, además de tener tendencia a atraer y rodearse de todo un elenco de personajes sobrehumanos.

Cada uno de los protagonistas de esta saga vivirá sus propias historias de amor, luchas, desafíos y aventuras, entrelazadas con las vidas de los otros en un entramado simbiótico y complejo.

¡ AVISO A LECTORES !

Este ciclo, además de seres fantásticos, magia y  explorar las relaciones entre personajes, tiene un alto contenido de escenas eróticas y explícitas. 

HECHIZOS Y CAMBIOS (Ciclo Rochavella I) – SINOPSIS

El libro de Éire

La llegada de un nuevo miembro a la familia siempre es motivo de júbilo, al menos hasta que trágicas circunstancias incorporan a la finca Rochavella a la última descendiente del linaje, apartada hasta ahora del núcleo familiar.

A sus diecisiete años, creyéndose única en su especie y más afectada por las circunstancias de la vida que cualquiera, Alanna va a descubrir que no es el único bicho raro del mundo, las repercusiones de sus decisiones, la complejidad del amor y el precio de la seducción y la belleza, el valor de los lazos y de la pertenencia a una familia de verdad.

Descubre una nueva saga de fantasía que explora íntimamente las relaciones humanas y la potencia de las emociones, desde las aventuras y desventuras de una familia fuera de lo común.
Un universo rápido e intenso, a la par que reflexivo, que te obliga a mirar a las personas una a una y a valorarlas de forma independiente, con sus pormenores y sus historias propias.
No querrás perder detalle de ningún miembro de la familia…

DE INTERÉS PARA FRIKIS (¡Ojo! ¡Spoilers!)

El interés carnal de Alanna en su atractivo tío Balder y su experiencia previa hechizando a humanos, sin consecuencias de ningún tipo, la lleva a preparar un potente hechizo que cambiará para siempre la vida de la familia Rochavella.

Entre los insospechados efectos de su hechizo, uno dará lugar al asesinato de un importante miembro de la comunidad, nada menos que a manos de uno de sus parientes…

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Capítulo I – Éire

El coche avanzaba por la autovía en dirección a la ciudad con sus dos ocupantes enzarzadas en una incómoda conversación. Éire mandó callar a su interlocutora para ubicarse con los carteles del aeropuerto, pero la otra continuó con su interrogatorio.

– ¿Entonces está entrenada?
– Pues lo dudo bastante…
– ¿Y qué piensas hacer?
– ¿Como que qué pienso hacer?
– ¿Vas a contárselo?
– No lo he decidido aún.
– Pues deberías dejarlo clarito desde el principio. El fin de semana da más igual porque están los turistas y puedes ocultarlo, pero el domingo por la tarde tendrás que haber tomado una decisión y estará bien que los demás estemos informados de cómo proceder…
– Lo sé, le estoy dando vueltas aún… dudo que Beltaine le hablara nunca de las peculiaridades de la familia, pero es de la sangre de Marea, algo debe quedarle, ¿no?
– No hay noticias de que sea como Ornie.
– No me recuerdes lo de Ornie. Si hubiéramos llegado a tiempo…pobre muchacho.
– ¿Hace cuánto no la ves?
– Hará unos cinco o seis años. Estuvimos en Berlín viendo a Beltaine. La última vez que nos envió entradas…
– ¿Y sabrás reconocerla?
– Es mi sobrina, joder.
– Técnicamente no lo es. Es la hija de tu prima.
– Es lo más sobrinesco que tengo, dadas las circunstancias.
– Y que tendrás… dado el talante libertino de tu hermano. O igual tienes cientos de sobrinas por medio mundo y no lo sabes…
– Me encanta cuando le llamas libertino con ese tono despectivo… tú podrías hacerle sentar la cabeza ¿no?
– Ni siquiera vuestra sangre puede mezclarse con la mía, como sabes… pero Balder sería un semental más que aceptable de no ser así.
– Estás hablando de mi hermano pequeño, ¡no le llames semental, por todos los dioses del bosque!… anda, quédate aquí.

Habían llegado al aparcamiento del aeropuerto y Éire bajó del coche dejando las ventanillas abiertas. Morri se agazapó en el suelo de la parte trasera del todoterreno, camuflada en las sombras de los asientos.

– Entiendo que debo callarme cuando venga tu sobrina, ¿no es así? No sé para qué me has traído a la ciudad.
– Porque te encanta ir en el coche bajo esa forma. No te hagas ahora la dura.
– Eso es cierto.

Dejó el coche abierto. Nadie osaría robar aquel vehículo con Morrigan dormitando en la parte de atrás y a veces se olvidaba de las costumbres sociales y las normas de uso de los espacios públicos.

Cada vez salía menos de la finca. Los viejos artesanos decían que se parecía cada vez más a su abuela, la madre de Marea, a la que todo el mundo había acabado llamando Edain, olvidando su nombre verdader.

Hacía casi veinte años que Marea y Kenneth habían desaparecido, pero Éire recordaba a su primera mentora y al irlandés con frecuencia.
Se acercó al panel de vuelos buscando el de su sobrina. Apenas habían hablado desde que los abogados de Beltaine la llamaron avisando de que su prima había fallecido.

Ante la propuesta de Éire de ir a Edimburgo a acompañar a la niña y velar a los difuntos, le habían informado de que todo había terminado una semana y media atrás y que no había ya más gestiones que llevar a cabo, salvo hacerse cargo de la hija de Beltaine y Samu.

No había vivienda ni propiedades a heredar, pues vivían de prestado en un piso propiedad de la familia irlandesa que al parecer llevaban tiempo queriendo recuperar. Alanna había sonado seca y templada, muy escocesa, a pesar de su perfecto español de escuela privada. Había dado los datos del vuelo y agradecido cortésmente que se hicieran cargo de ella, a lo que Éire había respondido enérgicamente con un “pamplinas, qué gracias ni qué ocho cuartos. Eres mi sobrina, joder.”

Cuando Marea y Kenneth murieron, su padre había intentado quedarse con la custodia de Beltaine y su hermano Ornie, pero la familia de Kenneth ya estaba allí, los niños tenían mucha relación con ellos y no habían logrado convencerles. Entonces sí habían luchado por quedarse con los niños y su cuantiosa herencia, pero ya quedaban apenas migajas de aquello y Alanna no tenía relación estrecha con ninguna de las dos familias, ni dote que aportar. Era lamentable cómo habían acabado dando la espalda a la criatura, pero así eran las sociedades humanas, al fin y al cabo.

Recordaba lo duro que había sido perder a Marea y a Kenneth. No era mucho mayor que Alanna ahora cuando sus tíos favoritos partieron, y aunque la situación no era completamente comparable, imaginaba lo duro que debía estar siendo para Alanna todo aquello.

Esperaba reconocerla, porque no tenía mucha fe en que la muchacha la reconociera a ella. Solo entonces lamentó haber dejado pasar los desplantes de Beltaine sin haber luchado más por ver a la pequeña. Pero ya no había marcha atrás.

Los primeros pasajeros del vuelo procedente de Escocia empezaron a aparecer y Éire se acercó a la barandilla, oteando ansiosa las caras de todos los viajeros.

(…)

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Si quieres saber qué va después de esta historia, consulta: Amenazas y Recuerdos (Libro de Balder)

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